Señoras y señores fanáticos de la carne, El Blog Carnoso regresa para seguir compartiendo material con sabor. Luego de algunos cambios insospechados en varios aspectos de mi vida, tengo la necesidad de seguir con este proyecto.
Era urgente seguir con esto, quizás hasta por la necesidad de mantenerme activo. Lo que más me gustaría es seguir de manera aún más constate con las entradas cárnicas, sin embargo es algo que no puedo prometer al cien por ciento. Eso no quita que para esta semana sí pueda asegurarles dos entradas (mínimo) y el siguiente podcast. Pero ya llegaremos a eso. Lo que apremia ahora es:
Hannibal.
Los amantes carnívoros no podemos hacer otra cosa más que disfrutar una serie llena de comida. Y Hannibal lo tiene.
El drama fue llevado a la pantalla por la NBC de la mano del productor Bryan Fuller. Tiene base en la saga que hiciera famoso a Thomas Harris, la misma que ha sido llevada más de una vez, que ha contado con varios protagonistas, directores (aunque generalmente producidas por el viejo De Laurentiis).
La serie es protagonizada por Mads Mikkelsen como Hannibal Lecter, Hugh Dancy como Will Graham y Laurence Fishburne como Jack Crawford.
Hasta el momento la serie cuenta únicamente con dos temporadas. Cada una de ellas está bautizada por capítulo con nombres que aluden a la gastronomía internacional; la primera temporada francesa, la segunda japonesa. Actualmente ya está autorizada la tercera temporada que según entiendo será nombrada a partir de la cocina italiana.
Una de las bondades de que las novelas se hayan llevado a la pantalla chica es precisamente las facilidades que se otorgan para el desarrollo de historias y personajes. A mi modo de ver, a pesar del número de adaptaciones que ha tenido la novela, la comparación es imposible precisamente porque el tiempo con el que cuenta una serie da una mayor pauta al desarrollo y acomodo de las acciones de los personajes. En resumen, no me pondré de "purista" a mencionar el trabajo de Anthony Hopkins como superior al de Mikkelsen. Son distintos, y esa es una de las razones por las que es algo digno de verse.
Grandes actuaciones (memorables, diría yo); una estética impecable; violencia explícita y bellamente retratada; simbolista a más no poder; sin mencionar la increíble gama de colores y texturas que se presentan a través de la comida, la cual es asesorada por el chef José Andrés.
Aunado las razones anteriores, el equipo detrás de cámaras ha sido también un deleite. Entre los directores, escritores y cinefotógrafos encontramos a David Slade, Michael Rymer, Vincenzo Natali, Guillermo Navarro, Karim Hussain, Scott Nimemfro y al mismo Thomas Harris.
Como en cualquier platillo que sea digno, la existencia y el uso de las especias (o especies, as you like it) son imprescindibles; eso puede llegar a ser la característica básica que haga la diferencia. A esto debido es que una parte increíblemente disfrutable son los actores/personajes recurrentes, de reparto y momentáneos. El plot principal se nutre en demasía con los casos resueltos en cada uno de los capítulos, los criminales (o no) que los ejecutan, y el equipo que ayuda a resolverlos.
Como recomendación final diré dos cosas:
1. Disfrútenla tranquilamente. La serie vale la pena por eso, se toma su tiempo, es cocinada constantemente y a fuego lento, como buen platillo.
2. No comparen. La manera de llevar a cabo esta adaptación es bastante diferente a sus predecesoras en muchos aspectos, ahí es donde radica la frescura.
Y antes de concluir e ir a los links, los dejo con el fragmento de una nota de Mórbido, acerca de Los rostros del caníbal, un dato bastante interesante para mí como mexicano y para mis compatriotas, seguramente:
"[...] Durante mucho tiempo, literatos y académicos especularon sobre el modelo que utilizó Thomas Harris para crear a su antihéroe. El más notable candidato fue el asesino en serie ruso Andei Romanovich Chikatilo pero, para sorpresa de todos, Harris confesó en agosto de 2013 que encontró la verdadera inspiración mientras trabajaba como corresponsal en el Centro Preventivo y de Readaptación Social Topo Chico de Monterrey, Nuevo León. Ahí se encontraba recluido Alfredo Balli Treviño, médico que en octubre de 1961 asesinó a su pareja sentimental Jesús Castillo Rangel con 'macabro y horripilante refinamiento'. Al respecto, Harris escribía: 'El Dr. Salazar (así lo llamaba antes de la revelación) era un hombre pequeño, ágil y con cabello rojo oscuro. Se quedaba muy quieto y había cierta elegancia en él. Horas después de que platicamos, un carcelero me reveló que el doctor era un asesino y que como cirujano podría empaquetar a su víctima en una caja sorprendentemente pequeña'. [...]"
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