6.2.16

La carne vive

Hola, ¿qué tal? Hace bastante tiempo que no he compartido algo aquí. Supongo que la vida me llevó por otros caminos. Ya no estudio arte, ahora me dedico a la ciencia, vivo solo, blah...

Sin embargo, la carne vive.

Probablemente éste regreso no sea lo mismo debido a las circunstancias que vivo ahora que han contribuido a que mi visión de la carne haya mutado, mas no ha dejado de ser mi eje de vida. Sigo creyendo en la carne. La carne llama y uno no puede hacer otra cosa más que atender a este llamado.

Por esa razón he decidido regresar una recomendación carnosa, pero más importante, viva: 

Parasyte: The Maxim



Conocida en japón (sí, es anime) como Kiseijû: Sei No Kakuritsu, es una serie del 2014 dividida en dos temporadas con 24 capítulos basada en el manga escrito e ilustrado por Hitoshi Iwaaki y publicado en 1988 por la revista mensual "Afternoon".

La serie tiene como protagonista a un adolescente llamado Izumi Shinichi, un adolescente de 17 años que vive con sus padres, va a la prepa, come y va al baño como cualquier tipo de su edad en Tokyo (al menos eso supongo).

Durante una noche, los extraterrestres invaden la ciudad. Así, sin más. Empiezan a llover gusanoides del espacio exterior que se convierten en huéspedes del cuerpo humano; parásitos.

Uno de ellos ataca al protagonista entrando por el brazo derecho, sin embargo Shinichi logra detenerlo antes de que ascienda aplicando un torniquete. Lo que parecía un sueño al principio se convierte en una realidad al día siguiente, cuando nota que su mano empieza a tener "vida propia". Es así como nace Migi. Migi es el nombre con el que se bautiza al parásito que hizo del brazo derecho su nuevo hogar.

Es así como se va desarrollando una historia con bases lovecraftianas muy claras. Un horror cósmico que es representado de dos maneras: La primera es la que se nota a primera vista mediante las mutaciones que presentan los cuerpos infestados por los parásitos. La carne que se transforma y como lo sufren las víctimas y los victimarios.

La segunda es un poco más compleja y va más de la mano con el terror, pues tiene que ver con la "personalidad" de los parásitos quiénes no tienen emociones o sentimientos, ni siquiera al momento de comunicarse. Viven. Existen. Y eso es lo único que hacen. Lo único por lo que se preocupan  es su propia existencia y la de sus huéspedes, que son los seres de quienes dependen, pero no les interesan en lo más mínimo.


Lo anterior lleva al problema principal de esta historia. La vida. Pero no desde un punto de vista humano, sino la vida en general. Como repercute la existencia de un ser en otro y viceversa. La carne se deja llevar; la carne es y no se controla; la carne quiere, vive, existe. 

La importancia de su mensaje recae de muchas maneras. Aunque el melodrama y las situaciones sentimentales están siempre presentes (algunas pueden parecer predecibles),  éstas se alternan también con preguntas más profundas y que rayan en lo existencialista.

No hay mucho que agregar, únicamente déjense llevar en ésta vorágine extrañamente esperanzadora, en dónde la carne cambiante es la protagonista.

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Coman carne
#WeBelieveInNewFlesh



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